Nueva ruta, en este caso por zona costera. Nos acercamos desde Gorliz hasta su faro recorriendo impresionantes acantilados y alargamos un poco más el paseo hasta Ermuamendi.
El inicio de la ruta propiamente dicha lo encontramos junto al paseo marítimo, poco después de
pasar por el hospital de Gorliz. La senda está señalizada y balizada, así que llegar al faro no tiene pérdida.
pasar por el hospital de Gorliz. La senda está señalizada y balizada, así que llegar al faro no tiene pérdida.
Un vistazo atrás |
A unos 2km del inicio nos encontramos un desvío para adentrarnos en la Aizkorri Punta, donde se encuentran las ruinas del Fortín de Azkorriaga, un antiguo puesto defensivo de la bahía construído en el S. XVIII.
Panel informativo en el desvío |
Ruinas del Fortín de Azkorriaga |
Ruinas del Fortín de Azkorriaga |
Ruinas del Fortín de Azkorriaga |
Retrocedemos hasta el desvío y retomamos de nuevo el camino hacia el faro. Enseguida llegamos a enlazar con una pista asfaltada con bastante más afluencia de gente y que ya no abandonaremos hasta encontrar el faro.
Junto al vallado del faro encontramos una pequeña senda que baja, hay que seguirla si queremos llegar hasta la zona de búnkeres y plataformas de baterías antiaéreas. En esta zona se construyeron después de la Guerra Civil española unas defensas para evitar un posible desembarco de tropas aliadas en la II Guerra Mundial. Se conserva una laberíntica red de túneles por las que nos podemos adentrar, en este caso es recomendable llevar linterna, frontal o similar.
En una de las plataformas también nos encontraremos con un imponente cañón, en esta ocasión, pintado de color rosa.
Subimos otra vez al faro y allí seguimos las indicaciones para alargar un poco más el paseo. En 1,5km aproximadamente tenemos el próximo objetivo, Ermuamendi. Es el último tramo siguiendo la línea de costa, y nos ofrece unas vistas espectaculares.
En la cima de Ermuamendi encontramos un curioso buzón que replica la forma del faro enteriormente visitado. Tendremos que avanza unos metros más siguiendo el camino para encontrar el vértice geodésico que marca la altura máxima de este monte, instalado sobre una edificación en ruinas.
Tras coronar Ermuamendi, seguimos el camino hasta encontrarnos con un cruce, tomaremos en camino de la derecha. El regreso se realiza por una parte menos vistosa, ya que abandonamos la zona de acantilados costeros. Es un terreno más cerrado de vegetación al principio que poco a poco se va abriendo.
Vamos encontrándonos cada vez más cemento y menos tierra bajo nuestros pies, pero aún podemos disrfutar de algunas buenas vistas de ves en cuando.
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